Goirigolzarri se venga de FG, y Fainé vuelve a demostrar que es el más listo de la clase
La venganza es un plato que se sirve frío, pero en este caso está más bien congelado porque llega casi 13 años después. José Ignacio Goirigolzarri ha devuelto la afrenta de su salida de BBVA en 2009 esta semana en la Audiencia Nacional al señalar a su ejecutor, el entonces presidente Francisco González, como responsable de la contratación de Villarejo. Tres días después, el mismo juez -Manuel García Castellón- exoneraba a Isidro Fainé y a Antonio Brufau por esta contratación en CaixaBank y Repsol, lo que demuestra que el viejo zorro sigue siendo el más listo de la clase.
Goirigolzarri fue el Ícaro del BBVA: quiso volar demasiado cerca del sol y se le quemaron las alas. Se postuló para sustituir a FG en la presidencia porque éste llegaba a la edad de jubilación, pero subestimó el cesarismo de los presidentes de empresas y bancos españoles. González lo consideró una ofensa imperdonable y lo defenestró (con más de 60 millones entre indemnización y pensión, eso sí). FG siguió como presidente nueve años más hasta 2018 -cuando ya tenía 74- y porque tuvo que dejarlo al verse salpicado por el asunto de Villarejo; que si no fuera por eso, ahí seguiría todavía.
Curiosamente, Goirigolzarri va a ser el perjudicado ahora del fin de ese cesarismo, algo en lo que está empeñado el BCE , como ha adelantado OKDIARIO. El ahora presidente de CaixaBank tras la fusión con Bankia tendrá que dejar todas sus funciones ejecutivas, aunque él no es ni mucho menos plenipotenciario como lo era FG o los son su sucesor, Carlos Torres, y Ana Botín en el Santander.
Ángel Cano, en la picota
Volviendo a la Audiencia Nacional, Goirigolzarri declaró como testigo el lunes e hizo gala de la elegancia que le caracteriza. Intentó esquivar las insistentes preguntas sobre quién fue el responsable de ordenar el código rojo de la contratación de Villarejo. Pero, al final, no tuvo más remedio que ceder cuando le plantearon que, si él que era el número dos del banco no lo ordenó, la única persona con capacidad para adoptar tal decisión sin contar con el CEO era el número uno. «Lógicamente», asintió.
Con quien se ensañó más fue con su sucesor como consejero delegado, el maratoniano Ángel Cano, que entonces era responsable de las contrataciones del BBVA. Goirigolzarri aseguró que se enteró de que el banco había contratado a una empresa de inteligencia (tiene gracia llamar así al chiringuito de Villarejo) porque se lo dijo Cano en 2005, y que se enfadó mucho por haberle puenteado. Algo que concuerda con lo que dijo el exjefe de seguridad, Julio Corrochano, que señaló a FG, Cano y Javier Ayuso (entonces director de comunicación) como los únicos que estaban en el ajo, y dejó fuera a Goiri.
FG ya tenía color hormiga librarse del banquillo por este caso, pero ahora Cano también se queda al borde del abismo. Ayuso declaró el lunes también y dijo que Corrochano le señala por venganza; del trío señalado por el exdirectivo, Ayuso es el único que no está imputado.
¿Qué pasará con Carlos Torres?
¿Y Carlos Torres? Esa es la madre del cordero, porque si el juez imputa al actual presidente, las normas de honorabilidad del BCE le obligan a dimitir. Torres no estaba en ese ajo (entró en BBVA en 2008 procedente de McKinsey), pero sí puede estar implicado en el delito de encubrimiento por el que está imputado su director de comunicación, Paul García Tobin. «¿Alguien se cree que Tobin ha hecho lo que ha hecho sin conocimiento de Torres?», pregunta una fuente judicial. Claro que otras fuentes consideran que esta imputación es muy débil y que decaerá.
Veremos. Pero el hecho de que el juez y el fiscal consideren que está ocultando información para entorpecer la investigación demuestra lo equivocada que ha sido la estrategia de defensa de BBVA: el famoso forensic y su utilización posterior, en la que ha remitido a la Audiencia unas partes sí y otras no a su antojo, y no ha respondido a numerosos requerimientos del juzgado para aportar más información. La impresión que da claramente es que están ocultando aquello que implica a FG y demás directivos. Además, es sabido que enfrentarte a quien puede condenarte no suele ser buena idea.
Claro que BBVA no tenía muchas más opciones. O disimulaba con estas maniobras de distracción, o reconocía el pastel y arrojaba a su cúpula a los leones. Porque la alternativa de negar que contratara a Villarejo no existe, ya que está más que demostrado que le contrataron, y durante 14 años (entre 2004 y 2017), de ahí que se hable de delito continuado. Por cierto, Torres también tendrá que renunciar a sus poderes, como Goirigolzarri -este caso es más complejo porque el BCE no quiere que los asuma el actual CEO, el turco Onur Genç-.
Fainé se libra del banquillo
En todo caso, la estrategia ganadora es, como siempre, la de Fainé. Es verdad que, en el caso de Repsol (CaixaBank estaba implicada porque asumió parte del coste como accionista), sólo se contrató una vez a Villarejo. Pero aquí los presidentes lo han reconocido y han colaborado con la Justicia desde el primer momento, a diferencia del BBVA. Y lo más importante: no hay ninguna prueba que les incrimine en la decisión y el propio exjefe de seguridad de la petrolera, Rafael Araujo, ha asumido toda la responsabilidad y ha exonerado a su presidente. Vaya diferencia con Corrochano. Y es que los ex que han trabajado con FG siempre echan pestes de él, cosa que no ocurre con el presidente de la Fundación La Caixa.
En conclusión, Goiri ha tenido su venganza (aunque sea Findus), todo apunta a que FG se va a sentar en el banquillo, Cano lo tiene muy complicado para evitarlo y lo único seguro es que Fainé se librará. El proverbio de que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio suele cumplirse.